lunes, 30 de abril de 2018

La cajita dorada


Cuando nos hacemos mayores normalmente vamos perdiendo la mirada inocente de las cosas, dando entrada a los prejuicios, resentimientos, ideas negativas de los demás,...

Por eso es importante volver la mirada atrás y recordar la infancia y la niñez para no perder esos valores tan importantes que nos ayudan a ser felices y encontrar la situación justa en cada momento, sin ideas preconcebidas que alteran la realidad.
La historia de esta semana trata precisamente de la distinta mirada que tienen un padre y su hija acerca de un regalo, una cajita dorada.

Y recuerda el conocido consejo de Jesucristo de hacerse como niños, pues de los son como niños es el reino de los cielos.
 

A continuación esta preciosa historia sobre la humildad y sencillez titulada La cajita dorada.

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La cajita dorada

La historia dice que hace algún tiempo un hombre castigó a su hija de cinco años de edad por desperdiciar un rollo de papel dorado para envolver que era muy caro. El dinero estaba escaso y él se enojó aun más cuando la niña pegó el papel dorado para decorar una caja y ponerla debajo del árbol de Navidad. 


Sin embargo, la niñita le trajo la caja de regalo a su padre la mañana siguiente y le dijo:

-"Esto es para ti, papá".

El padre estaba avergonzado por su anterior reacción exagerada, pero su enojo apareció de nuevo cuando encontró que la caja estaba vacía. Le habló a su hija de una manera recia: 


-"¿No sabes, jovencita, que cuando das un regalo a alguien, se supone que debe haber algo dentro del paquete?" 
 
La niñita lo miró con lágrimas en sus ojos y le dijo:

-"Papá, no está vacía. Le puse besitos hasta que se llenó".

El padre quedó turbado y confundido. Cayó de rodillas y abrazó a su pequeña hija; le rogó que lo perdonara por su enojo innecesario y guardó su cajita dorada con esmero.


La Historia de la Semana

martes, 17 de abril de 2018

Los dos monjes

Hacer el bien siempre y en todo lugar es una de las manifestaciones más claras de la madurez personal y la vivencia de los valores y virtudes, sobre todo cuando se trata de ayudar a los más necesitados que nosotros.

El cuento que comparto esta semana, titulado Los dos monjes, ilustra esta situación poniendo de manifiesto que no nos podemos dejar llevar por los prejuicios que a veces tenemos por nuestra educación o nuestra cultura.

El propio Jesucristo nos da ejemplo cuando se atreve a curar en sábado contraviniendo la ley judía que lo prohibía. Porque hacer un bien siempre es prioritario. 

Otra cuestión que me suscita esta historia: la importancia excesiva que damos a veces a los hechos de nuestra vida pasada. Tienen que servir para proyectar el futuro, no para estar pendientes de ellos, pues ya no se pueden cambiar. 

Y sin más, aquí va la historia de Los dos monjes.
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Los dos monjes

Dos monjes iban caminando por el campo al atardecer; mientras caminaban, oraban y reflexionaban.

Un poco antes de acercarse a un río que tenían que cruzar, el cual no tenía puente para hacerlo, se les acercó una mujer de baja estatura, pidiéndoles que le ayudaran a cruzar el río. Uno de ellos inmediatamente dijo que sí, mientras el otro lo veía con mirada de desaprobación. 


 El que se apuntó para ayudar a la pequeña mujer la subió en sus hombros y terminado el río la bajó de sus hombros, la mujer quedó muy agradecida con ese monje.

Los monjes siguieron su camino y el que no aprobó la decisión empezó a recriminar al monje que ayudó a la mujer a cruzar el río acerca de su comportamiento: 


- ¿Porqué subiste a esa mujer a tus hombros?, ¿no sabes que en el convento nos tienen prohibido mantener contacto con mujeres?

El monje que había ayudado a la mujer no respondía a las preguntas del otro monje. Siguieron su camino y el monje insistía en sus preguntas, a lo que el otro monje no respondía.

Poco antes de llegar al convento, el monje le volvió a cuestionar acerca de lo que había hecho y por fin el monje respondió: 


- Hace más de cuatro horas que esta mujer ya no está cerca de mi cabeza, pero sigue en la tuya. ¿Qué ganas con hacerte daño al tener en tu mente cosas del pasado?, ¿qué ganas con tener en tu mente cosas que a ti no te afectan? 

La Historia de la Semana

domingo, 15 de abril de 2018

Un poco de humor

La risa es un remedio infalible para sobrellevar las situaciones habituales y tomarse las cosas con sana alegría.

Hace tiempo leí que la risa tenía varias consecuencias inmediatas para el organismo: hace más felices, facilita la circulación, alarga la vida, mejora la memoria, reduce el estrés,..., así que es fundamental echar unas risas ya sea solo o acompañado, pues es inmejorable tanto a nivel físico como psicológico.
 Como decía la Madre Teresa de Calcuta, la vida hay que tomarla con amor y con humor: con amor para comprenderla y con humor para soportarla.

Así que en nuestra sección de humor comparto esta semana unos chistes con la esperanza de que despierten las sonrisas de los que se acercan a la pantalla. ¡A sonreir!
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Un poco de humor


- Mamá, ¿Dios es el que nos da nuestro alimento cada día?
- Sí, hijito. 
- ¿Y los Reyes son los que nos traen los juguetes?
- Así es. 
- ¿Y la cigüeña es la que trae los niños? 
- Claro... 
- ¿Y, entonces, papá para qué sirve?
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Siempre que mis padres me decían "¡estudia!", yo entendía "es tu día!", y salía de copas.
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- Estoy orgulloso de mí mismo. ¡Acabo de montar un rompecabezas en sólo 7 meses!
- ¿Y te parece poco tiempo? 
- Por supuesto. ¡En la caja decía: de 3 a 6 años!
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-¿Qué tal? ¿Nervioso?
- Sí, un poco...
- ¿Es tu primera vez?
- No, ya había estado nervioso antes...


La Historia de la Semana